domingo, 21 de enero de 2018

El proceso que conduce a la ansiedad (13)

La ansiedad no es algo que aparece de repente. Transitamos por un proceso de varias etapas que pueden terminar en un estado ansioso.                  

Un hecho negativo activa el proceso de la ansiedad
Las cuatro etapas o fases que conducen a un estado de ansiedad fueron clasificadas por el Dr. Albert Ellis (1913-2007) como A, B, C, D. La etapa A es conocida como el activador. Generalmente es un hecho negativo que ocurre en nuestras vidas el cual es capaz de desencadenar el proceso. Por ejemplo, una persona que por determinadas causas no ha podido desempeñarse bien en su trabajo ese día, comienza a plantearse cosas tales como que no es efectivo en nada, que es incapaz de realizar sus tareas, etc.

La etapa B es conocida como la base de nuestro razonamiento. En ella el individuo hace una serie de razonamientos negativos que estarán en correspondencia con el hecho A o activador y lo reforzarán. Esta etapa es conocida también como la de pensamientos catastróficos, pues se producen todo tipo de pensamientos negativos. Siguiendo el ejemplo anterior, en esta etapa el individuo sacaría conclusiones apresuradas en cuanto a su incapacidad. Otro ejemplo podría ser un joven que invita a una muchacha a salir y es rechazado. Este es el hecho activador; luego comenzará a sacar conclusiones tales como que es muy poco atractivo, que no sirve para las mujeres, que no se casará nunca, e ideas por el estilo que no son más que un reflejo distorsionado de la realidad.

La etapa C es la consecuencia de todo lo anterior y se entiende como el resultado de todo el proceso que conlleva al estado de ansiedad, incluso a veces a estados depresivos. Es importante recalcar que el individuo no pasa directamente de la etapa A a la C. No es el hecho negativo o activador el que produce automáticamente el estado ansioso. Es la etapa B,  donde se producen las conclusiones negativas, la que definitivamente nos conduce al estado de ansiedad.

El estado o la fase D es la posibilidad que tenemos de salir de este proceso que nos lleva a más ansiedad. Es conocida como deducción y en ella el individuo debería hacer un análisis interior objetivo de la situación y así tomar una decisión correcta. Este diálogo interno es muy importante, pues mediante el podemos salir del estado de ansiedad o incluso podemos evitar caer en el. Es nuestra única arma contra todo el proceso, pues como sabemos, el uso de píldoras y otros medios solo constituyen salidas transitorias al problema. Los problemas activadores continuarán existiendo como es normal en la vida, pero el individuo ansioso estará esperando que las condiciones se presenten para reproducir de nuevo el proceso que lo lleva al estado de ansiedad.

No debemos dejarnos llevar por un fracaso en la vida en un momento dado. Nadie es perfecto y todo el mundo todos los días comete errores. El mundo y la historia está llena de casos de personas famosas que tuvieron una vida plagada de dificultades. Pasteur desaprobó en una ocasión un examen de ingreso a la universidad y una vez allí fue siempre considerado como un estudiante mediocre. Einstein alguna vez no fue aceptado para pasar un curso de Matemática. Edison fue expulsado de la escuela en una ocasión y considerado por los maestros como un alumno imposible de educar. Pudiéramos recopilar una larga lista de personas que en un momento de sus vidas tuvieron dificultades y sin embargo su perseverancia fue mayor y a la larga alcanzaron sus objetivos.

Entender correctamente el proceso de la ansiedad y conocer nuestras reacciones, es la mejor arma de que disponemos para no terminar siendo nuestras propias vícitmas. Para nosotros, personas comunes, una idea importante podemos tomar del legado del Doctor Ellis: Siempre existirán hechos negativos en nuestra vida queriendo desencadenar un estado ansioso, pero no son ellos los causantes, sino nuestras conclusiones erróneas y catastróficas las que nos llevan a la ansiedad. Por suerte, existe una fase D, nuestro sentido común, que podría evitarnos todo este sufrimiento.

jueves, 11 de enero de 2018

Entendiendo el proceso de relajación (12)

  •  Es posible reprogramar nuestra mente subconsciente a través de la relajación. Comprender qué ocurre durante este proceso es el primer paso para beneficiarnos con su práctica. 

La relajación y la mente subconsciente
Nuestra mente funciona en dos niveles diferentes: el consciente y el subconsciente. En el nivel consciente se encuentra todo aquello de lo que nos percatamos en el medio ambiente externo, es decir el contacto directo con el mundo por medio de nuestros cinco sentidos. El nivel subconsciente se encarga de dirigir otros procesos de los cuales no nos percatamos, tales como la digestión, los latidos del corazón y otras actividades corporales de las cuales no somos directamente conscientes. Por otra parte nuestra mente subconsciente almacena todas nuestras experiencias pasadas, así como la opinión que tenemos de nosotros mismos.

En el post anterior analizamos las diferentes fases del sueño que se denominan beta, alfa, gamma y delta, de acuerdo a la frecuencia de los impulsos eléctricos que emite el cerebro. De ellos, el nivel alfa es un estado intermedio entre la vigilia y el sueño (beta y gamma). Cuando realizamos el ejercicio de relajación nos situamos en el nivel alfa y es en ese nivel donde realizamos contacto con la mente subconsciente. Pudiéramos decir que se abre un puente de comunicación entre ambas y se comunican la mente subconsciente y la consciente.

En ese estado tendremos la posibilidad de mejorar nuestra capacidad física y nuestra salud por medio de la concentración en algún área o funcionamiento del cuerpo. También tendremos la posibilidad de reprogramar nuestra mente subconsciente por medio de la repetición de frases positivas o la visualización de alguna meta deseada.

Cuando llegamos al nivel alfa, no debemos desperdiciar la oportunidad de beneficiarnos con la repetición de frases positivas que serán aceptadas por nuestra mente subconsciente. Algunas frases que usted podría utilizar son: "Cada día me siento mejor física y mentalmente", o esta otra: "Me siento en control de mi vida y mis actos", "Estoy aprendiendo a utilizar mi mente de forma más efectiva". Usted puede redactar sus propias frases las cuales se apliquen a sus problemas específicos. Estas se irán impregnando en la mente subconsciente y le harán crear una imagen personal más positiva, así como le darán la capacidad de superar ciertas dificultades y temores que pueda presentar.

Recuerde, nuestra mente subconsciente es sumamente receptiva en el nivel alfa. En alfa se alcanza una condición donde no estamos ni despiertos ni dormidos, sino totalmente relajados. Alcanzamos el nivel alfa por medio del ejercicio de relajación que hemos explicado en posts anteriores.

Los éxitos de nuestra vida, los fracasos, las relaciones interpersonales y todo lo que nos ha sucedido, nos ha creado una imagen personal de nosotros mismos. Muchos de nuestros fracasos actuales se deben a la programación subconsciente. Los datos acumulados en la mente subconsciente pueden ser aliados para alcanzar el crecimiento humano, pero también pueden resultar un obstáculo a nuestra superación.

La repetición de frases positivas, una vez alcanzado el nivel alfa, puede beneficiarnos enormemente para lograr que la mente subconsciente trabaje a nuestro favor. Para recibir los beneficios de los ejercicios de relajación, estos deben practicarse como mínimo una vez al día y preferiblemente tres veces. Si se practican correctamente, en un período de 8 a 12 semanas se notarán beneficios considerables en la salud física, mayor confianza en sí mismos y un aumento de la capacidad para enfrentar los problemas. Lo más importante es crearnos el hábito, ya que sin continuidad no serán permanentes los beneficios que recibiremos.

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