Para entender el proceso de relajación física y mental es necesario estudiar de manera científica los diferentes estados por los que transita la persona al relajarse y de esta forma comprender los beneficios que podemos obtener de esta práctica.
Nuestro cerebro emite cierta cantidad de energía eléctrica con una frecuencia que se mide en ciclos por segundo. Esta frecuencia varía de acuerdo al grado de actividad de nuestra mente consciente y puede ser medida utilizando un encefalógrafo. Cuando estamos despiertos y activos la mente emite ondas conocidas con el nombre de beta y estas van desde 14 ciclos o más hasta llegar a 21. Dependiendo del grado de actividad mental, si una persona está muy agitada, posiblemente esté emitiendo ondas beta al nivel de 19, 20 ó 21 ciclos.
Cuando nos encontramos relajados, con los ojos cerrados, pero sin estar dormidos, estaremos emitiendo ondas conocidas con el nombre de alfa. Estas van desde 7 hasta 14 ciclos por segundo. Cuando estamos dormidos, durante la primera etapa del sueño, estas ondas se hacen más largas y lentas a medida que el sueño se profundiza y son conocidas con el nombre de ondas gamma, que van de 4 a 7 ciclos por segundo.
Al llegar a la etapa más profunda del sueño emitimos ondas delta que van desde 0 a 4 ciclos por segundo. Por supuesto, 0 indicaría un cerebro muerto sin actividad mental alguna y por tanto ninguna persona viva llega a 0. Incluso una persona en estado de coma emite ondas delta.
Este ciclo que va de beta (despiertos), alfa (relajados), gamma (dormidos) y delta (el sueño más profundo), lo recorremos todos los seres humanos en la noche mientras dormimos, posiblemente de unas 8 a 10 veces. Nos acostamos en beta, luego nos relajamos llegando al punto alfa que es esa condición en que no estamos dormidos ni despiertos, llegamos a los primeros niveles del sueño y continuamos profundizando hasta llegar a los niveles delta y es precisamente en ese último nivel donde se producen los sueños y se conoce como la fase del movimiento rápido de los ojos. Si nos acercamos a una persona que esté profundamente dormida, notaremos que sus párpados se mueven continuamente. Debido a ello se le llama fase del rápido movimiento de los ojos y es en esta etapa donde la persona sueña. Luego volvemos a recorrer este ciclo a la inversa.
Del sueño profundo en delta vamos saliendo hacia gamma y continuamos hasta el nivel alfa. Ahí no estaremos dormidos ni despiertos y algunos inclusive se despiertan, salen brevemente a beta, toman agua, van al baño y luego se repite el ciclo unas ocho o diez veces cada noche. Es decir que todos recorremos este ciclo en la noche y todos soñamos aunque no recordemos los sueños.
De estos cuatro niveles de la mente nos interesa el segundo nivel, el nivel alfa, ya que es el más importante a los efectos de la relajación física y mental así como en lo que se refiere al desarrollo y control de la mente. Estudios recientes sobre el nivel alfa se están llevando a cabo por sicólogos, siquiatras y estudiosos del potencial humano. En próximos artículos explicaremos estos descubrimientos, las formas en que nos beneficiamos con la práctica de la relajación y lo que el nivel alfa representa.
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